El equipo investigador estaba formado además de por neumólogos, también por médicos de atención primaria de toda España que atendieran a pacientes con EPOC. Se excluyeron del estudio los pacientes aquellos que en el momento de la inclusión o en los 3 meses previos hubieran presentado una agudización, presentaran historia de asma o rinitis, cáncer de pulmón u otra patología respiratoria significativa que pudiera interferir en el estudio o en el resultado del mismo. Todos los pacientes firmaron consentimiento informado.
Una vez el paciente aceptó participar, en la primera visita se recogieron datos demográficos, grado de disnea, exacerbaciones e ingresos hospitalarios previos, medicación habitual y se identificaron otras enfermedades que también padecía el paciente además de la EPOC. Durante el estudio los pacientes se entrevistaron por teléfono y se les preguntó por los síntomas: disnea, tos, opresión torácica, expectoración, sibilancias, calidad del sueño y momento del día, semana, estación del año en que estos eran más importantes.
En España participaron 134 médicos (73% neumólogos y 27% médicos de atención primaria) y se incluyeron 677 pacientes. Finalmente 472 pacientes (70%) cumplían criterios de inclusión y pudieron finalizarlo. La edad media de los pacientes fue de 68 años siendo un 7% mujeres. El 80% tenía además de la EPOC otras enfermedades siendo la más frecuente la HTA. Los pacientes del estudio presentaron una media de 2 agudizaciones en el año previo. La mayoría de los pacientes (84%) refirieron al menos un síntoma en la semana previa al estudio y el más citado fue la expectoración y la disnea. Entre un 36-55% de los pacientes manifestaron que sus síntomas les afectaba todos los días de la semana pero variaba a lo largo del día y también en función de las estaciones del año, siendo las peores en invierno y verano. Al analizar los datos, se observó que la opresión torácica y la disnea fueron los síntomas percibidos con mayor frecuencia como variables, y la expectoración es el percibido como más constante.
El impacto de los síntomas en relación a las actividades de la vida diaria, afectó más a los pacientes que reportaron un empeoramiento de los síntomas por la mañana. Además también comentaron realizar menos actividad física y tener una peor calidad del sueño.
Las mañanas son la parte del día en que estos síntomas son percibidos con mayor gravedad o intensidad y cuando interfieren en un mayor grado con las actividades cotidianas.
Los pacientes con EPOC en España, tienen en general una vida sedentaria, lo que no es beneficioso para su enfermedad. Personalizar el tratamiento, incidiendo en conseguir un mejor control de los síntomas de forma personalizada, permitirá conseguir una mejor calidad de vida de los pacientes.
Informar al médico de los síntomas, cuando empeora y las limitaciones que provoca por parte del paciente, puede ayudar a conseguir un óptimo tratamiento.